Las agrupaciones musicales no solo se construyen desde la parte técnica y musical, sino también desde el cuidado emocional y psicológico de sus integrantes.
Tanto en contextos amateurs como profesionales, el trabajo en grupo requiere una base sólida de comunicación, empatía y gestión emocional. Fomentar estos aspectos a través de una educación psicológica adecuada no solo mejora la convivencia y el bienestar de quienes participan, sino que también potencia la calidad artística, la motivación y la sostenibilidad de los proyectos musicales compartidos.










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